lunes, 9 de septiembre de 2013

Pequeñas mentiras sin importancia

Me he cansado de andar descalzo
de pasear mi vida de puntillas y con una recortada apuntándome en la sien.
Y eso que a decir verdad me he buscado cada una de mis lágrimas y cada una de mis heridas y me has visto lamerlas, como perro viejo que soy, como también lamí las tuyas hasta curarlas. Me arrepiento de no valorar eso que tu llamas escribir pero que yo llamo soñar, eso que tu llamas contar historias pero que yo llamo meterlas en tu cama.

Últimamente el presente es más pasado que nunca, y me apedrean las miradas en el metro. Madrid es
un teatro donde siempre pierde el secundario y hay Sold Out en cada pase.

A veces te admiro por como digieres el ruido, el miedo, la sangre, porque yo no soy como tú y la guerra siempre me ha resultado un escenario demasiado duro.

Cojo el coche y joder que magia, allí sonando Lucinda Williams mientras el paisaje va cambiando de tono al igual que mi cabeza. En fin, estaba pensando en el último mail que recibí desde Venezuela, era una chica de unos veinte que me sacaba los colores y las letras a cucharadas, me arañó un poco el corazón, es así. Estas cosas no sé si te ayudan o todo lo contrario, supongo que más lo primero.

El caso es que paro en el bar ese que paro habitualmente que queda a medio camino de tu cama y la mía y apurando un café con leche con dos de azúcar no se porqué me vino esa frase de la canción;  ¿Dime que hay detrás de esas sonrisas tan tristes, un motor que no funciona o sólo corazones rotos ?, a veces me pasa, me llegan letras de canciones y se meten en huecos averiados de mis días. Dos con veinte me dice la camarera, y sigo mi ruta.

Paso el picadero ese que tanto me flipa, queda a la derecha antes de llegar a Talavera, pienso cuando pasé en abril o mayo, no recuerdo, y estaba tan verde aquello, con esos caballos tan anárquicos que desprenden esa belleza tan plástica. Hace tiempo que no monto a caballo me digo.

Me has mandado un mensaje por whatsapp, tengo el iPhone debajo del freno de mano, lo miro de reojo sin soltar el volante, como cuando viajo contigo. Me sacas una sonrisa.
Es curioso el cambio tan drástico al salir de la gran ciudad. Parece que respiras otra cosa. La puta monotonía joder. Pero como me gusta vivir en Madrid.
Qué diferentes son nuestras ciudades y que diferentes somos nosotros. Eso es lo bonito, encajar las piezas, mezclar los acentos, contagiarnos un poco.

Tu tierra, también mía, que de recuerdos me vienen a la mente cada vez que llego. El plato con embutido que siempre presidía las comidas, el arroz de mi abuela. El pueblo. Los veranos en aquel patio cerrado de casa. El paseo cuando el sol caía. Mis padres tomándose la caña en el bar de siempre. Nunca hice amigos allí pero guardo momentos en los bolsillos que me han hecho ser quien soy.  Una mezcla de nostalgia y alegría me invade por un momento, asique decido cambiar de canción.

Me estas esperando en la puerta de tu casa. Siempre me echas la bronca porque casi siempre llego tarde. Tenemos la típica riña que acaba en risas y besos. Vuelvo un poco a la vida, aterrizo.

Decidimos ir al sitio este de jarras a un euro. Nunca me acuerdo como se llama, ese que queda cerca de tu casa, donde el camarero siempre te acaba invitando a una ronda. Me siento algo cansado del viaje pero la cerveza me ayuda a entonarme, no está demasiado fría pero mi garganta lo agradece. Hablamos de esto y de lo otro, de mi poesía del viernes, de como te va en la universidad, de tu ex y de mi ex, de algún viaje que queda pendiente. Te echo algún piropo y me dices que soy un pelota. Risas. Más besos. Pero es verdad, joder estas preciosa. Como echaba de menos esto. Tú media sonrisa, tus ojos que me atraviesan, tu aro en la nariz. Tus 19. Puta Magia.

Pienso en los proyectos y en los sueños. Te lías un pitillo. Te miro. Me recuerdas a la chica esta...la actriz francesa, Marion Cotillard. Si esa que sale en la peli, joder como se llama, la tengo la punta de la lengua. Mierda no me sale. Te ríes. Me rio. Nos vamos.

Tienes el cumple de una amiga, no sabes si ir, me ves cansado. Te digo que vayamos un rato que le hará ilusión verte. Nos tomamos unas copas, nos liamos un poco. Me presentas a gente...ah este es el de Madrid, encantado, tal. Lo típico. Suena música algo estridente, me raya la verdad. Nos despedimos.

Se me cierran los ojos, pierdo altura, las musas se van. La inspiración me hace un quiebro. No sé si ha sido un sueño. Bueno mañana será otro día. Chequeo el whatsapp. Te quiero.

Ah!, ya me acuerdo de la peli... Pequeñas mentiras sin importancia.




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