jueves, 21 de marzo de 2013

Atardecer en la facultad

Una mariposa revoletea
detrás de tu avión en llamas

El ruido del tráfico se mezcla
con los gritos de los estudiantes
que abarrotan la Avenida Complutense

Huele a exámenes de Mayo
a suspensos y aprobados
a apuntes con letra rápida

La tristeza y la alegría chocan
como dos trenes en un raíl
y suenan a despedida las frases
que nunca dices

Un chaval toca Desolation Row
a el otro lado de la calle,
parece que allí no es presente
parece que otra época se ha adueñado
del caminar y de las farolas

Tus amigos fuman hierba
mientras los últimos rayos de sol
calientan tus ojos color miel
y la libertad, que siempre fue tu amante pasajera,
cabe en un mini de cerveza

Los pitillos han dejado paso
a un ejército de piernas
que los chicos persiguen,
algunos con picardia otros con torpeza

Tu corazón está lleno de revoluciones
y de amores detrás de los escenarios
y de canciones que creías tan tuyas
pero son de todas las demás

Y mientras los semáforos en ámbar
reducen lo prohibido
el mar se acerca a tu pelo desordenado
con el día derrotado, con los barcos en la orilla

Y las primeras Guerras del verano
se intuyen por la mirilla
y en fila de a uno todos mis versos
despliegan su artillería




viernes, 15 de marzo de 2013

Y sin embargo

Te subiste a aquel columpio del parque
como cuando te dejaron por primera vez.
Estaba lloviendo,
y en cada impulso había un pulso
entre pasado y futuro, entre rencor y perdón
entre recuerdo y olvido

Tu ciudad era tan sólo un decorado
porque como bien sabes
esto ya lo has vivido alguna vez
sólo cambia lo que te rodea y quizá los personajes,
menos el protagonista,
pero el guión es el mismo

La lluvia parece que cesa
como cesa tu balanceo
pero no el palpitar eléctrico
de tú corazón salvaje

Entonces decides volver a casa
con el rimel corrido y la canción más triste
sonando en tus auriculares

Coges el último metro
que asocia principio y fin
vagón solitario, mirada perdida
próxima estación: Aluche

Llegas a casa con la madrugada pisándote
los tacones

La casa está sola, deshabitada.

Preparas café para dos pero te das cuenta
que dos no es igual que uno más uno,
que ya no te espera su cuerpo debajo del edredón,
que ya no habrá más polvos guarros
con los ojos cargados de alcohol

Y no puedes evitar imaginarle.
Imaginarle desabrochando otros botones
besando otras bocas
entrando en otros cuerpos
derramando la tinta de sus tatuajes
en las sonrisas menos sinceras

Decides romper con la rutina
de tristeza absoluta
o al menos cambiarla por un sueño
que dure más que una eternidad
y te desnudas sin alma, mecánicamente

Sólo un tanga de hilo
te aguanta esta noche
y entras en la cama, fría, como cuando se marchaba
los lunes por la mañana

Y vuelves a mirar el teléfono
por si acaso, ya sabes,
pero no hay mensaje ni llamada

De súbito
vuelve el ruido de lluvia
y la sensación térmica baja
aunque sólo sea emocionalmente
y notas un escalofrío que recorre la espina dorsal
hacia abajo, que hace que te acurruces y enredes los pies
para notar un poco de verano ahí en tu sur

Y todo y nada se mezclan en tu cabeza
y el sueño quiere pero no consigue llegar
y buscas algún verso
que se dejara debajo de la almohada
pero no encuentras te odio
ni te quiero, encuentras un sin embargo
como decía Sabina


jueves, 7 de marzo de 2013

(SIN) Esperanza

Leo en los diarios que hay ya más de 5.000.000 de corazones rotos en la cola de eso que llaman Paro y que yo llamo sin esperanza. Porque dicen que eso es lo último que se pierde, pero la muy puta ( la esperanza digo ) siempre les da la espalda y se mete en el bolsillo de los que tienen poder para comprar justicia, de los que comparten mantel con el Rey o de los que van de liberales y honestos pero ponen la mano para coger dinero manchado de sangre.

Pero yo hablo de Manuel, de Sara, de Silvia, de Andrés, de Pedro, de Ali, de Anita ( que hacía un pan de otro mundo ), de Julito " el ciego ", de el  Laudrup de Puerta Bonita, de Quique que tocaba en Rio Rosas cuatro acordes rotos que marcaban la línea de tus ojos con el cielo.

Hablo de Julia y Marcelo. Julia, administrativa en una multinacional, víctima de un ERE. Un cambio de vida, un viaje a el Norte de Londres, un trabajo a media jornada en el Zara y .... la distancia. El buscar su cuerpo a el otro lado de la cama, su olor, su sexo...y encontrar el miedo como único comparñero de viaje. ¿ Y Marcelo ? trabaja como vigilante jurado en unos grandes almacenes dos días por semana. Cuando llega a casa ( la de sus padres claro) suda, tiembla, llora, se coloca y baila con la depresión uno de esos bien pegados.

Hablo de Emilio. Madridista a muerte. Socio ( y de la soledad también). Me ponía los botellines aquellos domingos raros donde Fernando Redondo iluminaba el teatro con un pase al hueco mirando a Corrientes. Ahora sin Bar, con dos hijos adolescentes y sin Lola a la que abrazar con morbo cada noche. Se marchita en el prostíbulo del barrio tomando Dyc con Coca Cola y esnifando polvo blanco con melancolía a gramos iguales.

Hablo de Lupe, que a duras penas puede pagar ya la hipoteca, licenciada en olvidos y matriculada cada verano en amores breves que se desinflan por la aguja del tiempo. Perdió su puesto en una oficina de correos al mismo tiempo que perdía a su madre de cáncer en un Hospital Público ( sin mantas, sin una misera botella de agua ) mientras los que metían la tijera en los más básico cenaban a 100 euros el cubierto.

Y no me quiero olvidar de Javi, Heras, Jorge y Sandro. Estudiaron juntos ADE y su pasión por la música les llevó a formar una banda. Ahora sin futuro y sin poder salir a tocar montan escenarios sin contrato y en condiciones precarias. Pero como dicen ellos; las canciones no salen por contrato, salen por la piel.

Y te contaré algo, yo también era de los que decían como tú.; que ya somos muchos como para que vengan más. Que el barco ya está demasiado lleno. También decía como tú que joder con los sudamericanos ( sudacas, en fin...) cuando íbamos a jugar un partidito a los campos del parque y nos encontrábamos sin sitio. Hasta que conocí a Antonio claro, un ecuatoriano que se tiene que volver a su país después de 12 años en España porque no puede ni pagar un cuchitril de habitación en Lavapies, con una hija de tres años aquí y dos adolescentes que ya casi ni le recuerdan allá. Vino buscando esperanza, pero esperanza ya saben donde está.

Pero, a pesar de los millones en Suiza, las colas del Inem, los yanocontamoscontigo, las noches sin dormir, los miedos, los excesos, los teechodemenos, las puertas cerradas, los sobres sospechosos, las lágrimas contenidas y derramadas mirandote al espejo, los Presidentes de la desesperación...a pesar de todo eso, aún quedan esquinas que doblar, aún quedan amigos con los que brindar, y cruces de miradas, y canciones que nos van a romper, y goles que nos van a levantar. Aún quedan besos de buenasnoches, y abrazos en aeropuertos, y versos de García Montero bajando por tu tripa, aún queda Casablanca un domingo lluvioso por la tarde, y playas para pies descalzos, y tinta resbalando por mi piel, y ciudades que se abran a tus ojos y se cierren a los míos. Aún quedan notevayasquedateadormir, y violencia en nuestros besos, y repasos en los bares y todo lo que tú quieras. Porque nos podrán robar otras cosas, pero no nuestros principios, no la libertad, no nuestro derecho a soñar.