martes, 10 de septiembre de 2019

Elvas camino de Lisboa

Rompen los claveles al cruzar la frontera
un abrazo estruja mis huesos
sigues mi niña tan linda otro atardecer

desde el fuerte se ve la ciudad que te hizo quien eres
un fugaz viento nos despeinó
y el verano pasó como pasan los sueños

te has quedado prendada del cielo
bailan tus ojos por culpa del vinho en la Plaza de la República
y pienso en los versos
que se quedaron por escribir
de los poetas que me llenaron el campo de lágrimas

Ato los cordones de tus converse desteñidas
y mi cabeza vuela debajo de tu vestido
y pienso que la felicidad debe ser algo parecido
a esto
a vivir entre el suelo
y el cielo de tu ombligo

después de dormirte en el coche
te miré de reojo mientras la noche nos engullía
y sentí algo difícil de poner en un papel
te vi tan frágil, tan dulce, tan feliz
que solo pude contener la emoción abriendo la ventanilla

ahora que la nostalgia te muerde los pies
cierra los ojos
olvida que el mundo se puso del revés
que las estrellas se apagaron
que las despedidas nos vencieron
que los bares nos echaron de menos
que las canciones no sonaron
que las ciudades se durmieron
que las huellas se borraron
olvida mis defectos y tus dudas
los desastres y los huracanes
los otros y las otras
que vinieron después de la herida



e imagina que estamos entrando en Lisboa otra vez.















viernes, 26 de abril de 2019

Nos queda el amor y el vino


"porque existe el vino y el amor, es cierto,
porque no hay heridas que no cure el tiempo,
abrir las puertas quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron."
Mario Benedetti


Nos queda el amor y el vino
los domingos de resaca
los libros en la mesilla
un viaje a Lisboa

Nos queda la soledad
una comida con amigos
las chicas en primavera
un paseo por el Retiro

Nos queda la columna de Juan Tallón
la lluvia mojando un beso
los bares que nos refugian
las heridas que curaron con saliva

Nos queda Portobello
correr con la música rebotando los oídos
un disco de Tom Petty
una luna llena desde tus ojos tristes

Nos queda El Palmar
una cerveza bien fría
una mirada de complicidad en un concierto
un viaje inesperado a ninguna parte

Nos queda la madrugada
una sala de cine vacía
un partido en el Bernabéu
un café a media tarde en Chamberí

Nos quedan las postales que enviamos
los bailes torpes en los garitos
los calentones en los portales
los vicios que nos intoxicaron

Nos queda Montmartre y Tirso de Molina
San Telmo y Triana
el Sacromonte y el Greenwich Village
y un balcón al abismo del Atlántico

Nos queda la avenida de la estrella polar
los perros corriendo
las estaciones de tren en mitad de la nada
tinta en la piel que vendrá

Nos queda la magia
el polvo de estrellas
el ruido del viento en la ventana
las hojas caídas del Parque del Capricho

Nos queda el amor y el vino
nos queda la vida















jueves, 17 de enero de 2019

Lady Nostalgia

Aprendí que el atardecer es un poema
y no lo aprendí de nadie más que de ti
y tu forma de andar por la Gran Vía
rodeada de cientos de personas, y sin embargo,
dibujando en cada paso un verso
y en cada verso una sonrisa
con la mirada bajo unas gafas de sol
y bajo el brazo algún libro de segunda mano

Pero es que es tan especial eso que amas
eso que llevas tan dentro y tan por fuera
eso que hace que los demás te envidien
eso que ahora está en boca de todos
pero que tú llevaste siempre por bandera;
la libertad.

Te imaginé tantas veces en los cafés de París
mientras mi herida se cerraba
que tus relatos se subían por las paredes de mi cabeza
chupándome la admiración y el morbo de verte desnuda
Te imaginé tantas veces
con tu sombrero y un cigarro
colocando momentos bonitos
y olvidando grietas de oscuridad
al otro lado del  Senna
Te imaginé tantas veces que supe no eras un sueño
que existías en alguna parte de la nostalgia

Y entendí la nostalgia como una forma de vida
como una forma de bucear en cosas que no han pasado
o que pasaron y ya se fueron
y en cierto modo eso es un poema
o un atardecer
o una canción de Enrique Urquijo

La nostalgia se mueve entre el olvido y el recuerdo
entre la tristeza y la alegría
entre el ruido y el silencio
se cuela en las estaciones de tren abandonadas
en los libros que cogen polvo en tu estantería
en un bar de Malasaña a las cuatro de la mañana

como ella

que mientras se bajan las persianas
y aún quedan estrellas colgando
del cielo más bonito de todos
se quita los tacones y pisa el suelo húmedo descalza
y me dice
que a veces pierde el que gana
y a veces gana el que lo ha perdido todo.


Lost in translation