jueves, 17 de enero de 2019

Lady Nostalgia

Aprendí que el atardecer es un poema
y no lo aprendí de nadie más que de ti
y tu forma de andar por la Gran Vía
rodeada de cientos de personas, y sin embargo,
dibujando en cada paso un verso
y en cada verso una sonrisa
con la mirada bajo unas gafas de sol
y bajo el brazo algún libro de segunda mano

Pero es que es tan especial eso que amas
eso que llevas tan dentro y tan por fuera
eso que hace que los demás te envidien
eso que ahora está en boca de todos
pero que tú llevaste siempre por bandera;
la libertad.

Te imaginé tantas veces en los cafés de París
mientras mi herida se cerraba
que tus relatos se subían por las paredes de mi cabeza
chupándome la admiración y el morbo de verte desnuda
Te imaginé tantas veces
con tu sombrero y un cigarro
colocando momentos bonitos
y olvidando grietas de oscuridad
al otro lado del  Senna
Te imaginé tantas veces que supe no eras un sueño
que existías en alguna parte de la nostalgia

Y entendí la nostalgia como una forma de vida
como una forma de bucear en cosas que no han pasado
o que pasaron y ya se fueron
y en cierto modo eso es un poema
o un atardecer
o una canción de Enrique Urquijo

La nostalgia se mueve entre el olvido y el recuerdo
entre la tristeza y la alegría
entre el ruido y el silencio
se cuela en las estaciones de tren abandonadas
en los libros que cogen polvo en tu estantería
en un bar de Malasaña a las cuatro de la mañana

como ella

que mientras se bajan las persianas
y aún quedan estrellas colgando
del cielo más bonito de todos
se quita los tacones y pisa el suelo húmedo descalza
y me dice
que a veces pierde el que gana
y a veces gana el que lo ha perdido todo.


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